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miércoles, 30 de abril de 2014

Reflexionando delante del armario

¡Que alegría y que alborozo! Que dirían en las ferias... (¡¡te ha tocado un perrito piloto!!). Vale, no. Seriedad.
Ayer decidí probarme ropa.
Indudablemente la cosa había cambiado de sobremanera. ¿Cómo puede ser que pasemos del "no me abrocha" al "se me cae", sin haber pasado antes por el "me lo pongo durante un tiempo hasta que no me valga"?
Pues ea! Cosas compradas hace años con la esperanza de que algún día me entraran, ahora ya, definitivamente, no me las puedo poner.
He hecho un barrido de armario considerable, y me he fijado aún mas en como me vestía.
¿Por qué narices tienen que hacer la ropa para gente con obesidad tan sumamente fea?
Así que claro, me decían los niños "señora". ¿Señora, me pasa la pelota? ............ (le mato, pensaba).
Ropa sin forma, asimétrica, larga.. en definitiva, GRANDE MUY GRANDE.
Parece que adelgazas y todo te queda por la rodilla, las camisas ya van transformándose en vestidos, y es una mierda andar así, sin saber que talla usas ahora de sujetador, de camisa, de pantalón... y lo que es peor, que dentro de dos meses lo que ahora te encanta porque te lo acabas de comprar, ya no te servirá.
A ver, es bueno, quiero decir que es por algo que hay que pasar (y mejor esto que seguir fastidiando mi salud), pero me tengo que quejar, es un coñazo también.
Cambiando de tercio, me sucede algo curioso...
Veo ayer un reportaje, en el que una mujer está comiéndose un pincho. Veo como con sus manos regordetas agarra ese manjar de los dioses y lo muerde con unas ganas que te entra hambre solo de verla, pero la ves comer, moviendo sus papos y abriendo nuevamente la boca con los restos del bocado anterior y la mayonesa impregnando toda su lengua y piensas... ¡¡Puag!! Como se está poniendo, claro... luego engordamos...es que mírala...
Y al momento, recuerdas este pensamiento y dices: ¿Qué? ¿Yo? ¿Juzgando a alguien por ser feliz comiendo y disfrutando? ¡¡Pero si tú hacías lo mismo hasta hace 3 meses guapa!!
No trato de decir que porque uno ya vaya en el buen camino, debe ser crítico con los demás o aún peor, superficial. Para nada, pero para nada. No es eso lo que quiero decir, trato de explicar los pensamientos que se agolpan en una cabeza obsesionada con controlar su ansiedad y sus miedos.
Esto me lleva a pensar en la frase típica de : "el gordito feliz". Siempre el que era gordo en clase o en el grupo de amigos, era el mas juerguista, el mas gracioso y el mas desinhibido. Luego resulta que adelgazaba o pegaba el estirón y el tío estaba que triscaba por todos los lados, mas bueno que el pan vaya. ¿Y qué decía la gente? Ya se le ha subido a la cabeza, parece que no se acuerda de que el estaba gordo... se ha vuelto un superficial...
Pero ahora mismo te planteas...¿Llegará un momento en el que yo sea igual de crítica con los demás como ellos han sido conmigo? ¿Cambia mi mente por cambiar mi cuerpo? ¿Exiges mas a quien te rodea por ser una persona que ha pasado por mas dificultades?
Creo que hay que seguir siendo uno mismo a pesar de todo, pero el poder absorbente de los que nos rodean, muchas veces acaba impregnando y empañando nuestros propios ideales.
No caigamos en lo absurdo.
Es un llamamiento a seguir siendo personas, por encima de todo, sin influencias.
El cuerpo es cuerpo, decae con los años, pero la persona perdura.

S.A

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